En la etapa final del juicio por jurado popular por el caso “Silvia Chávez”, declararon Mauricio Albornoz y Carina Domínguez, la pareja imputada por homicidio.
Decidieron hablar a pedido de la defensa técnica pero sin aceptar preguntas de la fiscalía y de la querella.
“No maté a nadie y no soy dueño de la vida de nadie. Cometí errores en el pasado, me equivoqué. No sé qué le pasó a la señora Chávez, yo no la maté. Me duele no poder llevar a mi hijo a la escuela. Tenía un trabajo formal en donde no me hacía falta nada. Vi muy pocas veces a Chávez y nunca tuve problemas con ella”, lanzó Albornoz.
“Es cierto que me pidieron irme del departamento, pero fue porque querían vender la casa”, explicó más adelante.
Respecto de las pericias psicológicas que le fueron realizadas, expresó: “Si bien se dijo que soy una persona inestable y sacó sus conclusiones con sólo hacerme tres preguntas, el perito fue claro y también dijo que no soy un homicida”.
Otra de las frases para remarcar fue cuando señaló: “No tengo idea de lo que pudo haber pasado con Silvia Chávez, no sé dónde está ni sé que le pudo haber pasado. Me gustaría saberlo. Y si la señora falleció, ojalá su familia pudiera despedirla como corresponde”.
También habló Carina Domínguez. Sin rodeos, la mujer manifestó que Silvia Chávez era una “persona muy rara. A veces en la madrugada salía afuera prendiendo velas negras o rojas y nombraba a su hermana y a su marido, al que le tenía mucho miedo. Yo ahí le dije a mi marido que no quería que mi hijo jugara en el patio o estuviera cerca de la señora”.
En cuanto al contacto que tenía con ella, Domínguez aseguró: “La vi tres o cuatro veces. La primera vez, cuando entramos al departamento. En otra oportunidad me preguntó cómo estaba porque yo me había tropezado. Luego me contó que no se llevaba bien con su hermana y que había tenido problemas con su familia”.
