Una flotilla internacional integrada por barcos de diferentes países europeos fue interceptada por la armada israelí cuando se dirigía hacia la Franja de Gaza. La misión, organizada por Global Sumud, transportaba alimentos, agua y medicinas destinados a la población palestina, que atraviesa una de las peores crisis humanitarias de las últimas décadas.
El operativo militar se produjo a menos de cien millas de la costa gazatí, en aguas internacionales, lo que provocó duras críticas de los propios integrantes de la flotilla, quienes calificaron la acción como un acto de “piratería” cometido por un Estado.
El gobierno de Benjamin Netanyahu confirmó la acción y declaró que “varias embarcaciones fueron detenidas” y que “los pasajeros están siendo trasladados a un puerto israelí”. La intercepción se produjo durante la noche, después de que los barcos fueran hostigados con cañones de agua, reflectores, interferencias en sus comunicaciones e incluso choques directos contra algunas de las embarcaciones.
Un corredor humanitario bloqueado
El objetivo de la flotilla era abrir un corredor marítimo de ayuda humanitaria hacia Gaza, una alternativa frente a las restricciones terrestres impuestas por Israel, que en reiteradas ocasiones han impedido el ingreso de alimentos y medicinas. Organizaciones humanitarias denunciaron que estos bloqueos han profundizado la hambruna en la Franja y dejado a miles de familias sin acceso a insumos básicos.
Entre los barcos interceptados estaban el Adara, Alma, Aurora, Dir Yassine, Grande Blu, Huga, Sirius, Spectre y Yulara. En el Adara viajaban dos figuras políticas: la diputada argentina Cele Fierro, la española Pilar Castillejo, y como capitán de la nave, el concejal barcelonés Jordi Coronas.
La organización denunció que el operativo israelí buscó quebrar la resistencia de los activistas mediante el hostigamiento constante. A pesar de ello, varios tripulantes señalaron que mantuvieron la calma y que estaban preparados para una intercepción que sabían inminente.
Barcos europeos que se retiraron antes del bloqueo
No todas las embarcaciones llegaron a la zona de intercepción. Algunos navíos enviados por países europeos como Italia y España decidieron retirarse antes de ingresar a las 120 millas náuticas declaradas unilateralmente por Israel como “zona de exclusión”. Según el derecho internacional, los límites territoriales de cualquier Estado no pueden superar las 12 millas náuticas desde la costa (unos 22 kilómetros), por lo que la medida israelí fue considerada ilegal por los organizadores.
Varios veleros más pequeños lograron escapar y pusieron rumbo hacia Chipre o hacia mar abierto. En su retirada, muchos de los tripulantes arrojaron al mar sus teléfonos celulares para evitar que sus contactos y comunicaciones cayeran en manos del Mossad, el servicio de inteligencia israelí. El dato fue confirmado por el periodista de El País que viajaba en el navío Captain Nikos.
Greta Thunberg entre los detenidos
Una de las figuras más reconocidas que integraba la misión era la activista sueca Greta Thunberg, quien se ha destacado en los últimos años como referente de la lucha contra el cambio climático y la defensa de los derechos humanos. Su presencia dio gran visibilidad internacional a la flotilla, que había partido de Barcelona el 31 de agosto.
La intercepción coincidió con la celebración de Yom Kipur, el día del perdón en la tradición judía. Manuel, uno de los tripulantes españoles del velero Inana, señaló en un audio previo a la detención:
“Hoy es Yom Kipur, el día en que los judíos piden perdón por lo que han hecho mal. Sería el momento adecuado para que el gobierno israelí reflexione sobre lo que está haciendo y busque estar en paz con su dios y sus prójimos”.
Testimonios desde la flotilla
Los integrantes de la flotilla describieron dos momentos muy distintos antes del abordaje: primero la calma con la que asumían lo que consideraban un acto de piratería, y luego la tensión de ser rodeados por barcos militares. Según la diputada argentina Cele Fierro, desde el Adara informaron que fueron “interceptados con barcos que nos iluminaban desde todos lados”.
A pesar del hostigamiento, los activistas se mantuvieron firmes en su objetivo y aseguraron que la experiencia no hizo mella en su espíritu solidario. Durante un mes de viaje enfrentaron mareas adversas, problemas técnicos en las embarcaciones, ataques con drones en el puerto de Túnez y también incidentes en aguas territoriales de Grecia, cerca de Creta.
Israel justifica el operativo
El Ministerio de Relaciones Exteriores israelí señaló que la flotilla había sido advertida de que se dirigía hacia una “zona de combate activa”. Sin embargo, activistas y expertos en derecho internacional remarcaron que Gaza no posee flota propia ni medios navales, y que el control absoluto del mar lo ejerce Israel. Incluso, los pescadores palestinos tienen prohibido ingresar al mar más allá de zonas limitadas, lo que ha reducido drásticamente una de las pocas fuentes de alimento disponibles para la población gazatí.
Ola de solidaridad internacional
La intercepción de la flotilla humanitaria generó de inmediato una reacción global. Desde Italia, gremios de estibadores anunciaron que paralizarán actividades en señal de protesta contra el bloqueo israelí. Otras organizaciones de derechos humanos señalaron que la represión busca “silenciar y desalentar” iniciativas internacionales de solidaridad con Palestina.
La propia organización Global Sumud denunció que las comunicaciones de los barcos fueron saboteadas deliberadamente para evitar que transmitieran en vivo el abordaje. Sin embargo, Israel no logró impedir que circularan imágenes del operativo nocturno, lo que permitió dar visibilidad mundial al episodio.
La solidaridad con los activistas detenidos también se extendió a redes sociales, donde miles de usuarios exigieron su liberación inmediata y el cese del bloqueo a Gaza.
