El primer ministro libanés, Najib Mikati, anunció este martes que viajará de improviso a Nueva York, donde se celebra la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ante la oleada de bombardeos israelíes que ya provocaron más de medio millar de muertos en el Líbano. En tanto, los países del G7 alertaron una escalada del conflicto en la región, al tiempo que Qatar y Turquía se ofrecieron como mediadores para evitarlo.
“Dados los acontecimientos actuales, el primer ministro decidió dirigirse a Nueva York para realizar más contactos y, por consiguiente, se cancela la reunión del Consejo de Ministros que estaba prevista para las 11.00″, informó el Gobierno libanés en un comunicado.
Estaba previsto que Mikati encabezara durante la mañana una reunión del Gabinete de Ministros en Beirut para abordar la situación en el país, que se encuentra en su momento más delicado desde el estallido de intensos enfrentamientos entre Israel y el grupo chiíta libanés Hezbolá hace casi un año.
El día anterior, tras los ataques del lunes, el premier libanés denunció un plan de destrucción llevado a cabo por su vecino del sur. “La agresión persistente de Israel contra el Líbano es una guerra de exterminio en todos los aspectos, un plan de destrucción que busca pulverizar los pueblos y ciudades libaneses”, declaró Mikati en un comunicado, en el que llamó a la ONU y a los países influyentes a disuadir la agresión.
La advertencia del G7
Mientras tanto, los ministros de Exteriores del G7 aseguraron que la intensificación los ataques mutuos amenazan con extender el conflicto en la Franja de Gaza y en el Líbano a toda la región de Medio Oriente.
“(Los miembros) han observado con profunda preocupación la tendencia a la escalada de violencia en Medio Oriente y sus repercusiones en la estabilidad regional y en las vidas de los civiles destruidas por este conflicto, desde la Franja de Gaza hasta la Línea Azul libanesa-israelí”, reza un comunicado del grupo publicado por el ministro de Exteriores de Italia, Antonio Tajani, que ocupa la Presidencia del foro. “Las acciones y contrarreacciones corren el riesgo de magnificar esta peligrosa espiral de violencia y arrastrar a todo Medio Oriente a un conflicto regional más amplio con consecuencias inimaginables”, remarcó.
El G7 considera que ningún país de la región se beneficiará de una mayor escalada, por lo que instó a detener el actual ciclo destructivo, al tiempo que destacaron la labor de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) en su papel de estabilizador esencial. También llamaron a respetar el Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario y a implementar las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU para reducir las actuales tensiones.
En la misma línea, el representante de Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, afirmó que la creciente cifra de fallecidos en Líbano como consecuencia de la ola de ataques israelíes es ya alarmante y pidió al Consejo de Seguridad de la ONU a ejercer su papel y adoptar algún tipo de medida. “Ambas partes deben aplicar un alto el fuego inmediato”, indicó en una publicación en redes sociales.
La mediación de Qatar y Turquía
Por su parte, Qatar y Turquía se ofrecieron para mediar entre Israel y el grupo chiíta libanés Hezbolá para lograr el cese de los bombardeos masivos contra el sur del Líbano, señaló a la agencia de noticias EFE una fuente diplomática libanesa en El Cairo, que prefirió no ser identificada por la sensibilidad del asunto.
Ante el rápido deterioro de la situación en la frontera líbano-israelí, donde solo el lunes murieron más de medio millar de personas en Líbano, una delegación de qatari y turca viajó rumbo a Beirut, indicó la fuente. Esa delegación –detalló– transmitirá una iniciativa que no incluye ninguna garantía de parte de Israel, en alusión implícita a que la visita se centrará en presionar a la formación chiíta libanesa para que cese el lanzamiento de cohetes y drones contra Israel en apoyo al grupo islamista palestino Hamas en la Franja de Gaza.
“Ayer (lunes) llegaron gran número de mensajes estadounidenses, árabes y europeos a (el primer ministro libanés, Najib) Mikati y a (el presidente del Parlamento Nabih) Berri, e incluso a Hezbolá, que incluían una petición israelí clara y directa de cerrar el frente de apoyo (a Gaza) para frenar la escalada”, dijo la fuente. “Todos los mensajes se centran en un punto: Israel quiere crear una zona de amortiguación, sin nadie, a una profundidad de 10 kilómetros, que no retrocederá y que la única solución es volver a implementar la Resolución 1701 (del Consejo de Seguridad de la ONU) y al mismo tiempo cumplir con las concesiones que exige”, aseveró.
Esa resolución, que puso fin a la guerra entre Líbano e Israel de 2006, establece que en la franja fronteriza sólo pueden desplegarse las fuerzas armadas libanesas, por lo que los milicianos de Hezbolá ubicados junto a la divisoria con Israel deberían retirarse hacia el norte, por encima del río Litani. También se estipula el desarme del grupo.
La formación chiíta había afirmado en los últimos meses que estaba dispuesto a negociar la puesta en marcha de esa resolución una vez terminada la guerra en el territorio palestino. Desde el inicio de ese conflicto bélico en octubre del año pasado, la frontera entre Israel y el Líbano vive su mayor pico de tensión desde 2006, con intensos ataques y bombardeos cruzados entre el Ejército israelí y los combatientes libaneses.
Fuente: Página/12