Hace apenas un año difundía en sus redes sociales un posteo del gobernador Alfredo Cornejo que condenaba con fuerza el accionar de un sujeto que manejaba alcoholizado en el Acceso Sur, provocando una tragedia al atropellar a dos efectivos.
“Queremos que estos inconscientes tengan la pena que se merecen”, decía el 4 de mayo de 2024 el primer mandatario provincial sobre los conductores que manejan bajo los efectos del alcohol. En aquel momento, esas palabras fueron sagradas para Miqueas Burgoa al difundirlas en su muro de Facebook. Hoy, se olvidó de ese mensaje y quedó contra las cuerdas por su doble discurso.
Se trata del concejal de Guaymallén por Cambia Mendoza que protagonizó un verdadero escándalo en General Alvear el fin de semana último, al mando de un Fiat Cronos.
¿Memoria corta? Es que, después de que el lamentable episodio alcanzó notoriedad, trató de minimizarlo al indicar que fue un simple control de alcoholemia con resultado positivo, y multa mediante.
Su argumento se desmoronó a las pocas horas cuando se conoció el Acta de Procedimiento 241/25.
El papel le tapó la boca al edil de la Unión Cívica Radical. Ocurre que, bajo la firma de los uniformados que hicieron el control de tránsito en calles Centenario y Lavalle del distrito de Bowen, el escrito señala que al momento de detener la marcha “emanaba abundante olor a alcohol”.
Los efectivos escribieron luego que no pudo acreditar físicamente licencia de conducir y seguro.
Acto seguido se le realizó el test de alcoholemia, arrojando como resultado 1,20 gramos de alcohol en sangre. Allí fue cuando Burgoa y sus tres acompañantes comenzaron a sacar “chapa” de ser funcionarios públicos.
En un intercambio de palabras, los ocupantes del Fiat Cronos empezaron a decir que “van a llamar al intendente Jany”, según consta en el acta de infracción.
A coro repetían una y otra vez que “venían de una cena con otros políticos” de Cambia Mendoza y señalaban hasta el hartazgo que tenían amistad con Alejandro “Jany” Molero, jefe comunal de General Alvear.
Incluso, los agentes remarcaron con ímpetu que los correligionarios exhibían sus teléfonos mostrando el contacto de “Jany”, algo que podría tomarse como una amenaza.