La cuenta regresiva ha comenzado. El cónclave para elegir al sucesor de Francisco y nuevo líder de la Iglesia católica, fue convocado de manera oficial para el próximo 7 de mayo, según anunció el portavoz del Vaticano. La decisión se tomó durante una reunión privada de cardenales celebrada en Roma, en un ambiente cargado de solemnidad, reflexión y expectativa.
La Capilla Sixtina, joya artística del Renacimiento y epicentro de la elección papal, cerrará sus puertas al público en las próximas horas para ser preparada con todos los requisitos de seguridad y privacidad que exige el cónclave. Desde su interior, el mundo aguardará la tradicional señal de humo: negro si no hay elección, blanco si el Espíritu Santo ha guiado a los cardenales hacia un consenso.
La antesala del cónclave para elegir al sucesor de Francisco
El proceso previo al cónclave incluirá una misa solemne el próximo miércoles en la Basílica de San Pedro, donde los cardenales pedirán sabiduría divina para su deliberación. Luego, los 135 cardenales menores de 80 años —únicos habilitados para votar— se retirarán a la residencia de Santa Marta, donde vivirán en aislamiento estricto hasta que emerja el nombre del próximo papa.
La normativa es inflexible: los cardenales no podrán usar teléfonos móviles, internet, ni consumir medios de comunicación. Todo contacto exterior estará prohibido, salvo en casos de extrema gravedad autorizados bajo supervisión.
El procedimiento establece cuatro votaciones diarias, dos por la mañana y dos por la tarde. Si en tres días no logran consenso, se suspenderá la votación para dedicar un día completo a la oración y la reflexión, antes de reanudar los sufragios.
Perfil del colegio elector
Tras la histórica muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril, se convocó a los 252 cardenales de todo el mundo para asistir a Roma, de los cuales 224 participaron en el funeral multitudinario al que asistieron también líderes de diversas naciones y 400.000 fieles.
Entre los 135 cardenales electores, se destaca que el 80% fueron nombrados por el propio Francisco, reflejando su visión de una Iglesia más global e inclusiva.
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Europa domina con 53 cardenales votantes.
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Asia y Oceanía aportan 27.
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Sudamérica y Centroamérica suman 21.
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África cuenta con 18.
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América del Norte aporta 16.
Entre los países más representados están Italia (19 electores), Estados Unidos (10), Brasil (7) y Francia (5).
Este equilibrio regional sugiere un posible cambio de rostro para la Iglesia: voces provenientes de África, Asia o América Latina podrían tener más posibilidades que nunca antes en la historia.
Tradición y modernidad en juego
El cónclave, cuyo nombre deriva del latín cum clavis (“bajo llave”), es una ceremonia que combina tradición, mística y reglas precisas. Aunque en el pasado los cónclaves podían durar meses o incluso años —como el caso de Gregorio X, elegido tras casi tres años en el siglo XIII—, los procesos modernos tienden a resolverse en cuestión de pocos días.
Al concluir la elección, el cardenal elegido deberá aceptar su designación y elegir su nuevo nombre papal. Luego, se dirigirá a la “Sala de las lágrimas” para revestirse con las vestiduras pontificias y, finalmente, se presentará ante el mundo desde el balcón de la Basílica de San Pedro para pronunciar su primera bendición “urbi et orbi”.
Un momento decisivo
Con Francisco, primer pontífice latinoamericano, ya en la historia tras una década de profundas reformas, el nuevo papa heredará desafíos monumentales: la renovación de la curia, la crisis de vocaciones, las tensiones geopolíticas, los escándalos de abusos, y el reto de seguir acercando la Iglesia a los jóvenes y a los marginados.
El mundo entero, fieles y observadores por igual, contiene la respiración a la espera de una fumata blanca que marcará no solo el inicio de un nuevo pontificado, sino también de una nueva página en la historia milenaria de la Iglesia católica.
Más información
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https://lv18.com.ar/ultimo-adios-al-papa-francisco-su-legado-y-el-futuro/
