El 4 de septiembre de cada año se celebra en Argentina el Día de la Secretaria: la jornada conmemorativa se popularizó con el objetivo de homenajear y reconocer a aquellas personas que desempeñan una tarea clave en la cotidianeidad de las empresas y que históricamente estuvo relacionada con las mujeres, de ahí su nombre.
El origen de la festividad tiene diferentes aristas: una de las historias alrededor de esta efemérides tiene lugar en los Estados Unidos. En el siglo XIX, durante la segunda etapa de la Revolución Industrial, Christopher Sholes fue reconocido como el inventor de la máquina de escribir. Su hija, Lilian, se convirtió en una de las primeras personas en comprobar si era realmente eficaz esta creación que estuvo siempre íntimamente atada a las tareas administrativas de una secretaria. Así, Lilian Sholes pasó a ser además la primera dactilógrafa del mundo.
Con el correr del tiempo, las máquinas de escribir fueron producidas de forma masiva por las compañías y a ser usados en diferentes espacios, con la mecanografía, una carrera que solían cursas, en su mayoría, mujeres, como una de las disciplinas principales.
En sintonía con el centenario de la aparición del artefacto, registrado el 30 de septiembre de 1850, un grupo de fabricantes de máquinas de escribir llevaron a cabo varias actividades para celebrar el día. Aquellos festejos fueron tan exitosos que la asociación que abroquelaba a las secretarias en ese momento fijó una jornada para las empleadas administrativas. Lógicamente, cada nación adaptó la fecha a su coyuntura social.
Sin embargo, la segunda versión suele ser la más reconocida a nivel internacional. La misma afirma que la celebración anual fue organizada por la Asociación Nacional de Secretarias en 1952, con sede en Estados Unidos. El evento se denominó “Semana Nacional de las Secretarias” y fue impulsado por el ejecutivo de relaciones públicas Harry Klemfus.