El 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes, una enfermedad que no muestra signos de disminución y que, con la prevención adecuada, buenos tratamientos y educación a los pacientes puede controlarse satisfactoriamente.
La diabetes se produce cuando el páncreas no produce suficiente insulina, o el organismo no utiliza eficazmente la que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en sangre. Si no se controla puede dar lugar a hiperglucemia, que es el aumento del azúcar en la sangre.
Tipos de diabetes
Existen dos tipos principales de diabetes, además de la diabetes gestacional:
- Diabetes tipo 1: el cuerpo no produce suficiente insulina. Las causas y los factores de riesgo de este tipo de diabetes son desconocidas. Las estrategias de prevención tampoco han resultado eficaces hasta el momento.
- Diabetes tipo 2: el cuerpo no gestiona correctamente la insulina que produce. Cuanto mayor es el perímetro de cintura y más elevado en Índice de Grasa Corporal (IGC) mayores posibilidades de desarrollarla. Este tipo de diabetes puede prevenirse y es mucho más frecuente que el tipo 1.
- Diabetes gestacional: es un tercer tipo de diabetes y se caracteriza por el aumento de azúcar en sangre (hiperglucemia) durante el embarazo con valores superiores a los normales, pero no tan elevados como para diagnosticar la enfermedad. Las mujeres que la desarrollan corren más riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo y el parto. Y además tanto el bebé como la madre tienen más posibilidades de desarrollar diabetes del tipo 2 a lo largo de su vida.
Todos los tipos de diabetes pueden producir complicaciones graves e incluso la muerte. En 2012, la diabetes fue la causa directa de 1,5 millones de muertes en todo el mundo.
Gran parte de los casos y sus complicaciones podrían prevenirse manteniendo una dieta saludable, actividad física regular y un peso corporal normal y evitando el consumo de tabaco.
La diabetes es una enfermedad que si no se controla puede provocar graves complicaciones e incluso la muerte. Por ello es tan importante dar a conocer las causas de la enfermedad, los síntomas y las posibles complicaciones, así como los tratamientos. Se debe actuar a todos los niveles, desde los profesionales de la sanidad hasta los pacientes y sus familiares.