El Día Nacional del Mate se celebra el 30 de noviembre de cada año. La jornada fue oficializada con una ley que se aprobó en 2013 y recuerda a Andrés Guacurari y Artigas, un caudillo guaraní que incentivó la producción y la distribución de la yerba mate.
El consumo de la yerba mate se remonta a la época precolombina. Los guaraníes, quienes no solo usaban las hojas de esta planta como bebida, sino también como objeto de culto y trueque con otras civilizaciones. En ese momento, habitaban en regiones de los actuales territorios de la Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay.
Según explican desde el Instituto Nacional de la Yerba Mate, “para el guaraní el árbol de la yerba es el árbol por excelencia, es un regalo de los dioses”. Luego agregan: “Tomar la savia de sus hojas era para ellos beber la selva misma. Los conquistadores aprendieron de los guaraníes el uso y las virtudes de la yerba mate, e hicieron que su consumo se difundiera de forma extraordinaria al punto de organizarse un intenso tráfico desde su zona de origen a todo el Virreinato del Río de la Plata”.
Los conquistadores españoles se sorprendieron al ver la energía que tenían los nativos que tomaban la yerba mate, por lo que ayudaron a su distribución y comercialización a gran escala.
Más tarde, los religiosos jesuitas introdujeron el cultivo en el norte de la Argentina, en el sur de Paraguay y el sudoeste brasileño. Es por esto que se los considera como los grandes difusores de la yerba mate en otros continentes, como Europa. Incluso, en ese teritorio llegó a ser conocida como el “té de los jesuitas”.
Finalmente, y con el paso del tiempo, el mate se consolidó como la bebida tradicional de la Argentina.