La semana pasada no fue fácil de transitar, teniendo en cuenta la seguidilla de garrotazos al bolsillo. El primer golpe fue al mentón con un incremento del 2% de los combustibles, casi de inmediato vino el aumento del 4,5% del pan, y al poco andar la tarifa del gas también tuvo modificaciones con un 2%. Eso sin tener en cuenta algunos alimentos de la canasta básica, que no paran de subir.
El Gobierno nacional no está pasando por su mejor momento, eso está claro. Demás está decir que su poderoso plan para bajar la inflación no estaría dando el resultado que esperaban, al menos, eso es lo que está mostrando la realidad en la calle.
“Miren los datos del INDEC” se esfuerzan en repetir como loros en la gestión libertaria, dando a entender que los números son favorables al proyecto del “león”. Sin embargo, las distintas cámaras que nuclean a comerciantes dicen otra cosa.
Pero, ¿hace falta escuchar a comerciantes, consultoras y al INDEC para entender que las cosas no van bien?
“Tuvimos que aumentar el pan porque la harina subió más del 6 por ciento”, señalaron desde el sector que nuclea a las panaderías.
En tanto que en el rubro combustible, mes a mes van modificando sin pausa y con ambas manos la pizarra, incluso, más allá de que llevan 15 meses de baja sostenida en las ventas.
Mirando apenas las últimas tres semanas, los lácteos subieron más del 5%. Un porcentaje similar se aplicó a los huevos. Ni hablar de la carne, que trepó más del 6%. Respecto de las verduras, aunque hay que tener en cuenta la estación y sus variables, también se subieron al podio con una suba del 3% aproximadamente.
Javier Milei no está atravesando un buen momento. Expresiones poco felices en el acto de Malvinas, la foto que no fue con Donald Trump, y el contundente rechazo a los pliegos de Lijo y García Mansilla.
Su cara lo delata. ¿Miedo? Ocurre que se cansó de repetir que la comida ya no sería un problema para los argentinos, algo que hoy no estaría pasando.
