En las últimas semanas el Gobierno de Javier Milei aplicó su plan de ajuste hacia los sectores populares argentinos y lo hizo en un contexto de estanflación (inflación más recesión). Como consecuencia de esto el país está atravesado por protestas, huelgas y marchas contra al ajuste libertario.
Lamentablemente, las universidades nacionales no son la excepción a esta situación. Con una inflación interanual del 247% y como entidades autárquicas, están económicamente ahogadas. La prórroga del presupuesto del 2023 bajo el lema “No hay plata”, las llevó al borde del desfinanciamiento y la mayoría de los establecimientos no llegarán al próximo cuatrimestre. Boletas de luz y gas impagables, salarios bajos del personal docente y no docente, además del cierre del Conicet, formaron un combo que llevó a que la comunidad universitaria se movilice como en los ´90 contra la Ley Federal de Educación y la Ley de Educación Superior o el intento de recorte en 2001 por parte de Fernando De la Rúa y Ricardo López Murphy (ministro de Economía).
Nuevamente el estudiantado se pone de pie, pero agregándole un factor de poder elocuente a esta movilización: el apoyo de la Central Obrera de la CGT.
Según explicaron varios analistas políticos, desde las épocas del Cordobazo (1969) y de otros estallidos Sociales en Argentina (1969/73), no se veía la unidad en acción de obreros y estudiantes que existe ahora. Por eso es que se cree que mañana (23A) será un hito en la historia reciente del país, en la lucha por una educación pública, laica, gratuita y de calidad, frente a un Gobierno que planea cerrar todo lo que sea del Estado desde su análisis ideológico.
San Rafael no es ajeno a esto y sus dos grandes facultades como la Universidad Nacional Cuyo y la Universidad Tecnológica Nacional, junto a movimientos sociales de jubilados, sindicatos docentes y no docentes, centrales obreras y multisectoriales, entre otros, se reunirán este 23A en la Rotonda de la Bandera (a las 17) para movilizarse en defensa de la educación pública.
