En la tercera jornada del juicio que busca esclarecer y determinar responsabilidades de los inquilinos de Silvia Chávez, un profesional de la Salud Mental del Cuerpo Médico Forense remarcó que Mauricio Albornoz tiene una tendencia a reaccionar de manera impulsiva y no presenta sentimientos de culpa.
“Detectamos patrones de reacción impulsiva y paso a la acción frente a situaciones de estrés. En su historia clínica ya había antecedentes de patrón de comportamiento”, expresó el profesional sobre los rasgos de personalidad del imputado.
Al instante sumó: “Tiene una tendencia a actuar antes de pensar, reacciona a determinados estímulos de una manera poco reflexiva con posibilidades de daño hacia los demás y sin sentimiento de culpa”.
“Este tipo de tendencias antisociales indican que difícilmente experimenten cambios o mejorías; no aprenden de su propia experiencia”, puntualizó el perito.
También declaró una psicóloga del mismo organismo. En este caso, se refirió a las pericias psicológicas realizadas durante tres entrevistas realizadas a Carina Domínguez, la otra imputada.
“Observamos que no hay cuadros psicopatológicos, ni enfermedades mentales. Hay indicadores de impulsividad y agresividad en Domínguez. Hay un estilo de tipo evasivo, tensiones de su mundo interno que también impactan en el afuera. El control racional de los impulsos se ve disminuido”, detalló la profesional.
“Hay una tendencia a reaccionar con agresividad la resolución de conflictos de pareja. Si bien al principio se mostró colaborativa, cuando se profundizó sobre los vínculos de pareja y con sus hijos comenzó a actuar de forma evasiva y acusó falta de memoria. Al avanzar la entrevista pudo detallar algunas peleas con su pareja, las ubicó en tiempo y espacio y de forma espontánea. No advertimos indicadores que Domínguez estuviera siendo víctima de un círculo de violencia; el vínculo de pareja era simétrico”, finiquitó la psicóloga.
