Ocho años después de la tragedia de la Cuesta de los Terneros, ocurrida en junio de 2017 en San Rafael, el dolor sigue tan vivo como el primer día. Aquella mañana, un colectivo que transportaba a alumnos y padres de la escuela de danzas «Soul Dance» de Malvinas Argentinas volcó en el kilómetro 686 de la Ruta Nacional 144, dejando 15 víctimas fatales. La mayoría eran niños y adolescentes.
Hoy, una de las madres que viajaba en ese micro, Marina Jara, recuerda cada instante del siniestro. Perdió a su hija mayor, Camila, de solo 12 años. Sobrevivió junto a sus otras dos hijas. Pero desde entonces carga con una herida imposible de cerrar.
“Gritamos que bajaran la velocidad… y después fue el impacto”
Marina viajaba en el colectivo. Lo vivió todo. Recuerda que, tras una parada técnica a mitad de la cuesta, los choferes descendieron a revisar el vehículo. Estuvieron un rato largo observando las ruedas, conversando entre ellos. Subieron, dijeron que todo estaba bien y el micro siguió su marcha.
“Fue ahí cuando empezó a andar muy rápido. En una zona de curvas. Empezamos a gritar que fueran más despacio, que nos íbamos a matar. Y así fue. El micro nunca frenó. El impacto fue casi inmediato”, relató en una reciente entrevista con LV18 de San Rafael.
Un micro sin condiciones y sin controles
Según testimonios, ese colectivo no era el originalmente contratado. El titular se había roto, y fue reemplazado a último momento por otro vehículo de la misma empresa: «Transportes Buenos Aires», vinculada a un taller condenado por falsificar verificaciones técnicas (BTV).
El micro salió de Granburg, provincia de Buenos Aires, y atravesó más de mil kilómetros sin que ningún control de Gendarmería, CNRT o policía provincial lo detuviera. “No nos pararon nunca. Nada. Cruzamos todo el país y nadie chequeó nada, yendo con chicos”, contó Marina.
La empresa, los responsables y el pedido de justicia
Con los años, surgieron más irregularidades. Uno de los dueños de la empresa, los hermanos Pinelli, sobrevivió al accidente y fue denunciado en otras provincias por seguir manejando y por presuntos pagos de coimas. También fue señalada Marcia Villagra, titular del vehículo siniestrado.
A pesar de todo esto, recién ahora, en 2025, se espera que se realice el juicio con jurado popular en San Rafael. Marina y otros padres quieren que se condene a los verdaderos responsables. “Si yo pongo mi firma para algo, sé que me tengo que hacer cargo. Ellos también”, dice con firmeza.
La ausencia del profesor y el silencio que duele
Otro de los nombres que genera controversia entre las familias es el del profesor de la academia, quien fue quien contrató la empresa. “Él cobró los pasajes, eligió la empresa y nunca más dio la cara. Yo lo apoyé al principio, lo recibí en mi casa. Pero después desapareció. Ni una marcha, ni una palabra”, lamenta Marina.
El profesor nunca fue imputado. Pero para muchas familias, su indiferencia es otra forma de abandono.
“Nos tatuaron el dolor en el alma”
Cada año, San Rafael recuerda a los “Ángeles de la Cuesta” con actos, homenajes y la visita de familiares al memorial ubicado en Cuadro Benegas. “Siempre nos reciben con cariño. Eso nos reconforta. Porque en Buenos Aires, ya nadie los recuerda”, cuenta Marina con tristeza.
Este año, los padres planean asistir al juicio, con la esperanza de que finalmente se escuche su pedido de justicia.
“Ojalá esta vez el dolor no quede en la nada. Ojalá alguien se haga cargo”, concluye Marina, con la voz quebrada y los ojos llenos de la misma tristeza que desde 2017 la acompaña cada día.
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