En medio de la confusión política que atraviesa Mendoza, San Rafael decidió dar un paso al frente: desdoblar sus elecciones municipales y votar con claridad. La medida, confirmada por el senador justicialista Pedro Serra, no solo marca una diferencia política, sino que desenmascara el doble discurso del gobernador Alfredo Cornejo, quien en 2025 optó por aliarse con la Nación, rompiendo con su propia narrativa anterior.
Cornejo: de la autonomía a la conveniencia
El archivo no miente. Cornejo defendía el desdoblamiento electoral como una herramienta “saludable” para evitar que la agenda nacional ensucie el debate provincial. Hoy, en cambio, elige ir con Milei en la boleta, arrastrado por encuestas que no lo favorecen por sí solo. Lo que antes era claridad electoral, ahora es gasto innecesario, según su conveniencia.
¿Dónde quedó la autonomía? ¿Dónde su prédica institucional? Cornejo cambia de postura según sople el viento. Su historial es claro: suspendió las PASO cuando le incomodaban, luego las defendió, y volvió a dar marcha atrás. Una estrategia de supervivencia política que mete a todos los mendocinos -y especialmente a los sanrafaelinos- en su juego especulativo.

San Rafael defiende su identidad
Frente a este escenario, San Rafael decidió no entrar en el barro. Serra fue tajante: “Nosotros queremos que cuando se vote en San Rafael, se vote por las cosas que se están haciendo en San Rafael”. Y lo dice claro: no se trata solo de concejales. Se trata de defender el derecho a una elección limpia, centrada en la gestión local, sin interferencias externas ni “cinco urnas que confundan a todos”.
Más allá del intento de deslegitimar la decisión local con argumentos de “costo electoral”, Serra recuerda algo fundamental: las elecciones siempre se pagan, es parte del sistema democrático. Pero lo que realmente cuesta -y mucho- es la confusión y la manipulación electoral al servicio de un proyecto político que pone a Gran Mendoza por encima del resto de la provincia.

La autonomía no es un capricho
Serra recordó el desgaste institucional al que se somete a los municipios cuando no tienen control sobre sus decisiones básicas. Desde habilitaciones comerciales hasta la planificación urbana, San Rafael necesita poder gobernar sin depender de oficinas en el Gran Mendoza que demoran años en responder.
Como dijo Serra, “No nos vamos a quedar en la declamación. Esto no es biribiri. Esto es realidad”. El desdoblamiento es una señal clara: San Rafael no va a ser arrastrado por un esquema centralista que lo perjudica cada vez que puede.





