Pablo Laurta, el principal acusado del brutal doble femicidio de su expareja Luna Micaela Giardina (26) y su exsuegra Mariel Zamudio (54) en Córdoba, generó indignación al declarar que «todo fue por justicia» mientras era trasladado de Gualeguaychú a Concordia. Esta repudiable justificación se da en el marco de una serie de revelaciones que exponen tanto la escalofriante metodología del agresor como las graves falencias en el sistema de protección que no pudieron evitar la tragedia.
La escalofriante declaración y un historial de crímenes
El comentario lo realizó el detenido de 39 años cuando era llevado para ser imputado por el homicidio de Martín Palacio, el remisero que lo trasladó. Laurta aguarda su juicio en Córdoba por las muertes de Luna y Mariel.
El historial de violencia de Laurta se remonta a octubre de 2023, cuando Luna lo denunció por primera vez, logrando una restricción perimetral y un botón antipánico. En ese momento, ella huyó de la convivencia en Uruguay con su hijo de cuatro años. A pesar de ingresar al país y violar la perimetral a principios de 2024, fue detenido, pero una pericia psicológica determinó que «no revestía peligrosidad». Posteriormente, la justicia uruguaya ordenó colocarle una tobillera en cada ingreso a Argentina.
El ingreso clandestino y la venganza planificada
La tragedia se desencadenó luego de que la medida de restricción perimetral venciera. El 10 de octubre de 2025, Laurta ya estaba en el país, habiendo ingresado el 7 de octubre.
El ministro de Seguridad de Entre Ríos, Néstor Roncaglia, reveló la metodología clandestina utilizada por Laurta: se sometió a un riguroso entrenamiento de diez días en Uruguay para cruzar el Río Uruguay en kayak, evitando así los controles fronterizos y, según el periodista Diego Gabriele, «las medidas de protección para las víctimas».
El taxista que lo trasladó con su hijo Pedro desde Córdoba a Entre Ríos también aportó datos cruciales, contando que Laurta le decía que estaba separado de la mujer y que ella le había «cagado la vida», lo que sugiere una premeditación. Este mismo taxista, alertado por la Alerta Sofía, identificó posteriormente al niño y al acusado.
El grito desesperado de las víctimas
La hermana de Luna Giardina, Laura, que reside en Chile, brindó un desgarrador testimonio que pone en evidencia la desprotección. «Hacía tres años que estaba haciendo denuncias, pidiendo ayuda y que alguien la proteja de este monstruo», sentenció Laura.
La hermana relató que Luna vivía en un terror constante, pese a haber acudido reiteradamente al Polo Integral de la Mujer. El motor de su lucha era la seguridad de su hijo de cinco años. «Ella quería proteger a su hijo ante todo. Su miedo más grande era que le hiciera daño a él», sostuvo. Este relato subraya la urgente necesidad de revisar y fortalecer los mecanismos de protección para las víctimas de violencia de género.
Más sobre el «doble femicidio»
https://x.com/C5N/status/1978410165696184678
https://lv18.com.ar/doble-femicidio-cordoba-luna-madre-mariel/
