Oscar Sandes siempre tuvo un “Dios” aparte, una especie de protección divina que lo liberó de grandes inconvenientes. Quizás, la última palabra es suave, pero a esta altura de los acontecimientos es la que se debe usar para reemplazar el término “corrupción”.
Fue jefe de Vialidad provincial hasta el día que él lo decidió. Ninguna acusación hizo ruido para una renuncia o despido. Estuvo con Alfredo Cornejo, e incluso siguió con Rodolfo Suárez.
La historia es breve y sencilla de entender. Hay que viajar hasta el año 2020, cuando el Tribunal de Cuentas de Mendoza objetó el ejercicio 2019 de Vialidad al detectar facturas truchas en perjuicio del Estado. Después escarbaron otro poquito y resulta que el 2018 no había sido tan prolijo como se pensaba. Fueron alrededor de 5 millones que volaron por el aire.
Un verdadero escándalo, considerando que se pudo comprobar que desde dicho organismo se aprobaron compras que nada tenían que ver con los caminos de Mendoza, por ejemplo, chocolates, carga de combustible para vehículos particulares, cenas, paseos, etc. Todo salía de la caja chica de Vialidad.
Fue entonces que el Tribunal de Cuentas decidió aplicarle una severa multa a Sandes. El funcionario de Cambia Mendoza tenía que devolver casi 5 millones de pesos.
Nadie del Gobierno le pidió explicaciones y se fue del cargo cuando tuvo ganas. Recién el 1 de agosto de 2020 decidió renunciar.
Por supuesto que Oscar Sandes fue a la Justicia, un lugar donde se sentía cómodo.
¿Y qué pasó?, lo obvio. El año pasado, la Suprema Corte de Justicia de Mendoza, con votos de Pedro Llorente y María Teresa Day, ordenó al Tribunal de Cuentas que dejara sin efecto las sanciones, algo que se concretó hoy lunes 31 de marzo.
Por lo tanto, y en resumen, el ex funcionario de Alfredo Cornejo no tendrá que pagar absolutamente nada. Quizás la toga suprema entendió que se trataba de “chucherías”.
