Cuando la humanidad se volvió sedentaria apareció la necesidad de construir refugios y modificar el entorno para obtener una mejor utilidad o mayor comodidad, esto dio lugar a una de las ciencias más útiles y necesarias de la actualidad, la arquitectura. Por eso el 1 de julio celebramos el Día del Arquitecto.
Para recordar la importancia de una profesión que evolucionó tanto que facilitó enormemente la calidad de vida de las personas. La arquitectura hizo posible la proyección, el diseño y la creación de obras que modifican el hábitat humano. Ya sea para necesidades primarias o con fines estéticos.
En este sentido, la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) decidió que el 1 de julio se transformara en el Día del Arquitecto, en honor a la creación del organismo ese mismo día del año 1949. No obstante, en 1996 se decidió cambiar esta fecha para que coincidiera con el Día Internacional del Hábitat, el 1 de octubre, dando así nacimiento al Día Internacional de la Arquitectura y el Hábitat Humano.
Pese a esto, la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA) decidió mantener el primero del mes de julio como fecha conmemorativa, y en otros países se eligieron otros días relacionados a su propia historia.