La frase “INTA en peligro” ya no suena exagerada. Es una realidad que preocupa a productores, técnicos, investigadores y comunidades rurales en todo el país. La posible reforma estructural del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), junto con recortes presupuestarios y eliminación de programas históricos, pone en jaque a una de las instituciones más estratégicas de la Argentina.
¿Qué es el INTA y por qué debería importarte?
Fundado en 1956, el INTA ha sido una política de Estado apartidaria, orientada a mejorar la calidad de vida en el campo. Sus funciones abarcan investigación y desarrollo agropecuario, transferencia de tecnología y formación de recursos humanos. Con presencia desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego, es un organismo que no solo produce conocimiento, sino que lo traduce en herramientas concretas para el desarrollo rural.
En zonas como el sur de Mendoza, por ejemplo, la Estación Experimental de Rama Caída, dirigida por Cecilia Picca, sostiene un entramado vital: ganadería, fruticultura, vitivinicultura, protección vegetal, bioinsumos, análisis de suelo y calidad de agua. Desde esa sede dependen tres agencias de extensión rural en General Alvear, San Rafael (Ciudad) y Malargüe.
El ajuste: un golpe a la columna vertebral del desarrollo rural
Desde diciembre pasado, el INTA enfrenta un proceso de ajuste institucional ordenado por el Ejecutivo nacional. Según Picca, se elaboraron propuestas desde cada región del país con la intención de adaptarse, pero las decisiones tomadas van mucho más allá.
Uno de los puntos más alarmantes es el proyecto de modificación del Consejo Directivo, órgano que equilibra el poder entre el sector público y el privado. La nueva propuesta plantea reducir de 10 a 8 los miembros del Consejo, y otorgar voto doble al presidente designado por el Ejecutivo, lo que permitiría una mayoría automática oficialista en cada decisión clave. El INTA, así, perdería su carácter autónomo y su rol como política de Estado.
Recorte de personal, cierre de programas y desarticulación del sistema de extensión
A esto se suma un recorte del 25% del personal y, quizás lo más crítico, la eliminación del sistema de extensión rural, el verdadero puente entre la investigación técnica y el productor. Sin extensión, el INTA corre el riesgo de convertirse en un laboratorio aislado, desconectado de las realidades productivas del territorio.
Programas como ProHuerta, que entregaba semillas y pollitos a familias rurales, y Cambio Rural, que promovía el trabajo colectivo con asesoramiento técnico, ya fueron desfinanciados. Ambos llevaban décadas siendo herramientas clave para fortalecer la agricultura familiar y las economías regionales. Hoy, simplemente dejaron de existir.
¿Qué está en juego?
No se trata solo de burocracia ni de sueldos públicos. Está en juego el acceso a tecnología, genética adaptada a cada región, bioinsumos, capacitaciones, análisis de suelos, redes de trabajo y desarrollo territorial. El INTA no solo asiste a grandes productores, también llega donde el sector privado no lo hace: a pequeños productores, cooperativas, comunidades rurales marginadas.
Además, el instituto conserva recursos genéticos estratégicos para el país, que permiten responder a nuevas enfermedades o cambios en la demanda del mercado. Ninguna empresa privada tiene incentivos para mantener este tipo de colecciones que no generan ganancias inmediatas.
La incertidumbre como estrategia
La falta de comunicación oficial y las filtraciones constantes forman parte de un escenario de incertidumbre calculada. El ajuste avanza por partes, sin anuncios formales, pero con consecuencias reales. Aun así, el respaldo de entidades del campo, universidades y cooperativas ha sido contundente. No es un apoyo a un gobierno ni a un grupo de personas: es una defensa de la institucionalidad, del conocimiento público, del desarrollo a largo plazo.
En concreto, el INTA está en peligro, y con él, también lo está la soberanía tecnológica y productiva de la Argentina. Es importante entender que las decisiones que se tomen hoy afectarán a generaciones futuras. Lo que se destruye en meses, puede llevar décadas reconstruir.
Escuchá lo que dijo Cecilia Picca en LV18
INTA en peligro, más información
https://lv18.com.ar/en-el-inta-no-sobra-nadie-preocupan-los-recortes/
https://intainforma.inta.gob.ar/