Los ultraderechistas de Mendoza se pelean por demostrar pureza y lealtad. Sumergidos en un mundo bélico, lanzan palabras envenenadas en busca de la aprobación porteña. Ese es el verdadero centro de la discusión: la carrera por llegar primero al altar de las bendiciones de “El Jefe” y su hermanito.
Facundo Correa Llano señala con vigor que tiene el respaldo de Karina y Hebe Casado sonríe indicando que Javier le pone “me gusta” a sus fantasías en redes.
Fue un fin de semana a todo trapo, algo que, según Cornejo, podría ser tranquilamente “manso finde”.
Mientras la sanrafaelina se prepara para firmar el libro de pases, Correa Llano dice con todas las letras que la médica “no pertenece a la Libertad Avanza”, añadiendo sin asco bucal que representa “la vieja política”, en clara referencia al acto del día viernes organizado por un grupo de leoninos libertarios de Guaymallén, donde el clientelismo político estuvo a la orden del día.
Nuevamente, todos en el piso (impregnados de castidad) esperando la caricia de un partido político porteño y sacando del vocabulario los artículos para referirse a una persona.
En Mendoza decimos “la” y “el”. Los que no entendieron, deberán marcharse al puerto, decimos los cuyanos.
“Yo fui invitada”, deslizó la Hebe para despegarse de la organización de tan espeso acto. En tanto que el Facu expectoró: “No vamos a permitir mentiras y manipulación”. En un costado del escenario está el Alfredo esperando que el viento zonda deje de soplar para colgarse de la bandera correcta.
¿Quién se queda con el escudo? La pregunta del millón.
Así las cosas, entre símbolos, padrinos, bautizados y excomulgados, no son pocos los que quieren acariciar la peluca del león, mientras dibujan en su duro rostro la tierna y brillosa mirada del gato con botas en Shrek 2.
