Todo el tiempo, en cada entrevista o cadena nacional, el presidente hace mención al recorte del gasto público, remarcando que esa es la solución para equilibrar la balanza y salir de los males económicos.
La famosa “motosierra” no es una foto o una frase suelta, teniendo en cuenta que Javier Milei está convencido de que el Estado tiene que retirarse, dejando a su suerte a todos los argentinos y argentinas. Siempre lo dice: “La intervención es perjudicial”.
Se pone la gorra con la leyenda “el mercado se regula solo”, ese es su concepto de libertad. Resulta curiosa su forma de entender la vida cuando subraya con fuerza que la protección hace mal. Sin embargo, eso no lo aplica cuando recurre al Fondo Monetario Internacional y agachando la cabeza acepta miles de condiciones.
El ultraderechista recibió la orden de acelerar el recorte del gasto público, avanzando a dos motores en la desregulación del sistema energético.
Sin chistar, tiene que definir en los próximos meses un nuevo esquema de subsidios para las tarifas de gas natural y electricidad.
Desde Casa Rosada reconocieron que la nueva estructura de tarifas tiene en la mira a los sectores de clase media. En ese contexto, desde lo político, podría pagar un costo, dado que es un espacio de la sociedad que le aportó muchos votos. Independientemente del daño, no tiene salida porque la medida forma parte de las exigencias del FMI.
A la quita de subsidios hay que sumarle los aumentos que, por naturaleza y normativa, regula el Estado. Esto significa que las tarifas de gas y luz impactarán fuertemente en el bolsillo de la clase media.