Para nada blandas fueron las expresiones de la Asociación Mendocina de Profesionales de la Salud en relación a los últimos informes sobre la mortalidad infantil en la provincia.
“Es un dato que no pueden negar”, señalaron desde la entidad gremial en referencia al aumento que registró la tasa, que pasó de 5,5 a 7,5 muertes cada 1000 nacidos vivos. “Esto representa un muy preocupante aumento de 36,36%, mientras que la mortalidad materna también registró un aumento en la tasa, que permanecía en 1,5 y subió a 3”, indicaron.
La titular de AMPROS, Claudia Iturbe, manifestó: “En un contexto en el que los profesionales de la salud de Mendoza se mantienen entre los peores pagos del país y marcado también por el éxodo de recurso humano capacitado a provincias y países donde sí se reconoce su trabajo y los años de capacitación, conocemos este dato aterrador de mortalidad de niños y madres que marca el fracaso de las políticas sanitarias del gobierno”.
Las palabras de la dirigente sindical no son caprichosas, considerando que en 2023 se registraron 111 muertes, mientras que en 2024 la cifra trepó a 139 niños.
“La mortalidad infantil y materna se relaciona de manera directa con las acciones propias de la política sanitaria de Mendoza y con el estado general de desarrollo de la comunidad. En Mendoza el último año y medio subió 15 puntos la pobreza y el año pasado aumentaron el 20 por ciento los chicos que nacieron con bajo peso”, destacaron desde AMPROS.
El picante mensaje de los profesionales de la salud de Mendoza no sorprende, en función de que el reclamo viene desde hace un tiempo considerable. En más de una oportunidad, desde que Alfredo Cornejo llegó al poder, han exteriorizado que los hospitales públicos están colapsados, remarcando con fuerza que faltan insumos básicos, con trabajadores que están agotados por la escases de recurso humano.